Historia

El agua termal de Calabor corresponde a una surgencia de aguas mineromedicinales que se conoce desde la época romana, y cuya explotación como balneario comienza en el siglo XVIII. Durante el siglo XIX alcanzó una gran importancia y fue declarado de utilidad pública en 1887. En la segunda mitad del siglo XX, el balneario sufrió un grave incendio y sus actividades cesaron hasta la década de 1970, cuando se comenzaron a embotellar sus aguas. Actualmente se está trabajando en la construcción de un nuevo balneario que continúe con la tradición y explotación de las aguas de Calabor.

Geología y Química

Las aguas del manantial provienen de las profundidades de la corteza y en su camino atraviesan varios tipos de rocas: pizarras y esquistos de la «Formación Puebla», la «Formación San Pedro de las Herrerías» y la «Formación Campillo», además de rocas ígneas.

Si quieres conocer todas las formaciones visita la sección Geoquímica de tapias de Alba y Aliste.

Las fracturas que el agua aprovecha para ascender tienen su origen en los periodos extensivos de la orogenia Varisca/Hercínica. Pero, desde entonces, estas fracturas, probablemente dormidas durante millones de años, han rejugado en el último episodio orogénico que levantó los relieves actuales: la orogenia Alpina.

Aún hoy en día no están muy claros los canales de circulación de las aguas, pero en su ascenso quedan enriquecidas en los elementos que las harán definitivamente especiales: Bicarbonatos, Sodio, Sílice, Sulfatos, Calcio, Cloruros, Fluoruros y Potasio.

Temperatura

Las aguas llegan a la superficie con temperaturas constantes de entre 25 y 27°C durante todo el año y esto es un acontecimiento peculiar.

La estructura de conducción de las aguas es un sistema de fracturas con dirección N130E que corta a rocas ordovícicas y silúricas. Sin embargo, la fricción de las rocas dentro de las fracturas —uno de los rasgos que tienen vital influencia en la temperatura de estas aguas— no es el único proceso que calienta el agua. Según un reciente estudio de los manantiales de Ourense, es el calor radiogénico —producido por la desintegración de elementos radioactivos incluidos en las rocas ígneas colindantes— el que termina por elevar la temperatura, favoreciendo el enriquecimiento en elementos químicos.

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Las rocas que forman la litosfera son ricas en minerales contenedores de elementos radioactivos como los isótopos 235U, 238U, 232Th y 40K, presentes sobre todo en los granitos y rocas ígneas. Las reacciones de descomposición de estos isótopos son exotérmicas, es decir, ceden calor. La descomposición radiogénica de isótopos es el proceso que aporta más calor a la superficie de la Tierra.

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